No se citan explicaciones, pero tampoco hay que hacer mayores esfuerzos para saber que la sustitución de los jefes militares de la zona fronteriza tiene que ver con la crisis y con el trasiego de haitianos indocumentados.
Aunque la decisión dispuesta por el ministro de Defensa, Carlos Díaz Morfa, no guarde relación, hay que recordar que hace solo unos días el presidente Luis Abinader dijo que la corrupción en la frontera era una tarea pendiente.
El movimiento que desplazó a los comandantes militares de Dajabón, Pedernales, Jimaní y Elías Piña coincide con la detención de un mayor número de indocumentados en el territorio y la incautación de mercancías introducidas de contrabando por la frontera.
El elevado flujo de migrantes haitianos por la frontera, no obstante la construcción de la verja y el blindaje de la zona, ha despertado siempre conjeturas.
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En una ocasión supuestos migrantes haitianos hasta perforaron la valla sin que los militares de puesto en la zona se percataran. Hay que presumir que con la sustitución de los comandantes se ha procurado mejorar los niveles de seguridad, sobre todo en lo referente al ingreso de indocumentados.
Reducir al mínimo la entrada y salida de ilegales por la región será siempre un gran desafío. Pero el caso es que las masivas deportaciones no se detienen, porque los haitianos encuentran siempre la manera de regresar al territorio. Y es claro que no lo hacen por aire, mar ni por debajo de la tierra. Lo hacen por la frontera.