Viena fue durante el siglo XVIII la capital de la música. La ciudad austriaca aglutinó a los más insignes artistas de ese periodo.
Allí vivió el maestro Antonio Salieri. El destacado músico italiano trabajó como caza talento, teniendo dentro de sus alumnos a figuras como Franz Liszt, Franz Schubert, Ludwig Van Beethoven y Wolfgang Amadeus Mozart.
Esa urbe, situada a orillas del río Danubio, produjo música, pero también urdió historias alrededor de las luminarias de la época; y en efecto, una de ellas fue la ficción de que Salieri por envidia, había asesinado a Mozart, «chisme» que dominó el imaginario artístico de ese tiempo.
«Mozart, yo te maté; perdóname», es la frase que abre la película Amadeus de Milos Forman del año 1984, y que trata sobre esta leyenda histórica.
Previamente se cuestionó que el compositor de Las Bodas de Fígaro muriera por un excesivo trabajo creativo que le arrebató la vida con apenas 35 años de edad, como se había certificado.
Pero, ¿quién inició este insistente rumor? El preámbulo del extraño fallecimiento de Mozart lo lanzó a la luz pública la viuda del autor del tema Una Pequeña Sonata Nocturna, la señora Constanze Maria von Nissen; ella incitó al «ensordecedor ruido» del envenenamiento de su esposo con Agua Tofana.
En una biografía sobre Mozart publicada en 1828 por su posterior marido, la señora von Nissen argumentó que el virtuoso de la música, le confesó la trama que terminó con su existencia.
Y para acrecentar el mito de Mozart y Salieri, y hacerlo eterno, se agregó la obra de teatro del año 1832 del poeta y escritor ruso Alexander Pushkin, la tercera que trata sobre el cacareado tema.
La pregunta que cabe es, ¿Salieri mató a Mozart realmente? Nunca se sabrá.