Triste suceso

Es más que lamentable la muerte de 14 ancianos en el asilo San Francisco de Asís, en la avenida Independencia.

Se determinó que diez de ellos fallecieron a causa de coronavirus, lo que demanda de acciones responsables.

Pero cualquiera que fuera la causa de los decesos de todas maneras la negligencia salta a la vista. Es censurable que en medio de una crisis sanitaria personas tan sensibles a las enfermedades no contaran con la debida asistencia y supervisión de las autoridades.

Al confirmar las muertes, Francisco Araújo, funcionario del Ministerio de Salud Pública, declaró que los decesos son normales por tratarse de personas mayores. Pero tras el escándalo, el asilo, se supone que como primer paso, ha sido intervenido por la presencia de la covid-19.

Aun así es obligatorio una investigación profunda sobre las condiciones tanto del San Francisco de Asís como de los demás asilos que operan en el país. Es inconcebible que nadie se percatara de las condiciones de salud de los ancianos hasta antes de encontrarlos sin vida. Sin abundar en especulaciones es más que claro que algo falló.

Sería muy lamentable que por falta de voluntad o por intereses el caso quede impune. No ha debido esperarse que sonara la alarma para asumir una acción tan elemental en materia de prevención.

Por la vulnerabilidad las personas recluidas en asilos requieren de una atención especial. Las defunciones y el brote de coronavirus en el centro cuestionan la política social y de salud de las autoridades.