Opinión Articulistas

Muerte violenta intragénero

Muerte violenta intragénero

Susi Pola

El f está asentado en el imaginario social de nuestro país sin ser tipificado por la ley, lo que permite todo tipo de elucubraciones cuando una mujer muere violentamente a manos de otra mujer y más cuando ambas son o fueron pareja homosexual, como sucedió con Yennely Duarte Hilario y su victimaria confesa, Ammy Hiraldo, en Cotuí, el 26 de marzo pasado.

Las referencias de la prensa, tomadas de las declaraciones de la victimaria a la justicia, dice que fue un asesinato ya que ella preparó cada detalle y acudió al encuentro de la víctima con todo lo necesario para ultimarla violentamente: llevaba amoníaco un cuchillo y un pote con gasolina, decidida a matarla porque “no quería estar con ella y ella me insistía”, un asesinato por la planificación minuciosa.

Siguiendo la conceptualización de los términos en la violencia de género contra las mujeres, el feminicidio, última escalada de estos crímenes, es identificado por el feminismo en principio, como la muerte violenta de una mujer por ser mujer a manos de un hombre sea en el ámbito público o privado.

Definición que permite evidenciar la propuesta sociocultural de permanente desigualdad en la heterosexualidad, que se centra en la subordinación de las mujeres y niñas frente a una centralidad masculina considerada la base de todos los supuestos.

Este sometimiento -de vida o muerte- funciona en la mente masculina como una creencia válida a la que, el nivel de adhesión llevará a violentar a una mujer y a todo lo que signifique algo para ella, hasta matarla si fuera “necesario” para castigar su desobediencia. Una idea establecida del ser hombre a erradicar para la sanación humana.

El asesinato cometido por Ammy Hiraldo, por la preparación confesada del crimen, es intragénero, en una relación de controlar y dominar violentamente a otra mujer como ella y en un marco de nexo lésbico-homosexual que hay que diferenciar como realidad del feminicidio.

Porque, el feminicidio, no se circunscribe solo al acto de matar, sino que se conecta a un contexto complejo que incluye lo sociocultural todo, marco que lo propicia, reafirma y protege, con mecanismos que aseguran su impunidad y es por razones machistas y misóginas de la masculinidad.

La distinción del concepto no tiene que confrontar ni confundir, la violencia de pareja entre personas del mismo sexo no es violencia de género, es violencia intragénero concepto a profundizar.

De todas maneras, en nuestro país, sin marco legal que lo nombre, esto parece ser un asesinato.