En las trincheras de todas las batallas por la conquista de la democracia y las libertades, por el crecimiento y el desarrollo, por la equidad y la igualdad, ha estado presente la mujer como firme combatiente sin renunciar a sus divinos atributos de la maternidad y la rectoría de la familia.
A pesar discriminación social, laboral, jurídica y política que aún padece, la mujer ocupa hoy sitial de preeminencia en la administración pública, judicatura, poder legislativo, academia, aulas universitarias, magisterio y en el liderazgo político y social. Es claro que si la República no ha cedido más terreno al retroceso o si se admite que la nación ha tenido significativo avance en lo económico y social, de justicia sería decir que el papel de la mujer ha sido preeminente en todos los órdenes.
Los hombros de la mujer soportan el pesado fardo de la dilatada crisis estructural de la economía dominicana que se expresa por déficit de empleo, vivienda y difícil acceso a los servicios de salud, educación, alimentación y recreación.
Al conmemorarse ayer el Día Internacional de la Mujer, oportuna es la ocasión para tributar homenaje a ese ser excepcional que conjuga virtudes tan sagradas como la de madre, esposa, hija, jefa de hogar, inspiradora fuente de amor, valentía, comprensión, sabiduría, sacrificio y perdón. En la mujer se refleja la vida, el tesón y la ternura que legó la Virgen María.
Mister Biden
Funcionarios de la Casa Blanca han adelantado que durante su visita a la República Dominicana, el vicepresidente Joe Biden expresará al presidente Danilo Medina “profunda preocupación” de Estados Unidos por la situación de inmigrantes irregulares afectados por la sentencia del Tribunal Constitucional que fija el alcance de la nacionalidad.
En preparación a la llegada de Biden, representantes del Gobierno estadounidense iniciaron conversaciones “con el nivel superior del Estado” que ha prometido alcanzar una solución que no sea discriminatoria para personas que tienen lazos y conexiones de largo tiempo con el país.
Por suerte, la Casa Blanca reconoce que “todos los países tienen el derecho soberano a establecer y determinar la nacionalidad”, por lo que el vicepresidente Biden debería estar conscientes de que no llega a esta riada de Santo Domingo en condición de procónsul.
El Gobierno dominicano ha dicho y reiterado que no discrimina a inmigrantes ni a sus descendientes y que aplicará la sentencia del Tribunal Constitucional con elevado sentido de humanismo y de respeto a los derechos de las personas que resulten afectadas. Con eso es suficiente, mister Biden.

