MEXICO. AP. Cantarle al amor por más de seis décadas. Esa ha sido la vida del mexicano Marco Antonio Muñiz, quien inició su carrera cuando apenas era un adolecente, cantando en pequeños bares de Guadalajara para ayudar a mantener a su familia. Y lo que nunca se imaginó fue que grabaría más de 70 discos y llegaría a cantar en los grandes escenarios del mundo, incluidos el Olimpia de París, el Madison Square Garden de Nueva York, el Luna Park de Argentina y el Ceasars Palace de Las Vegas.
«Yo a los 13 años de edad comienzo a cantar profesionalmente porque vengo de una familia de mediana pa’ abajo, con muchos sacrificos, muchas necesidades. Soy el mayor de (cinco) hermanos, entonces… cuando se desaparecen mi padre y mi madre yo me hago cargo de toda la familia», relató en una entrevista reciente en su casa al sur de la ciudad de México. La garaganta me abrió muchos horizontes que yo no los esperaba», afirma con un dejo de melancolía que se sacude de inmediato, porque si algo distingue al llamado Lujo de México» es una inagotable fuente de sentido del humor que sazona siempre con el toque justo de picardía.
Toda mi vida, me ha ayudado mucho el carácter, de poder sentir la vida de una manera positiva. Las lágrimas me gustan cuando hay que llorar de alegría, no de tristeza», afirmó. El cantante -que hace unas semanas llegó por primera vez en el Carnegie Hall de Nueva York y tiene varias presentaciones en puerta, incluyendo varias este fin de semana en Puerto Rico´- dice que no se imagina una forma de vida en la que no pudiese cantar. Cuando se fue de Guadalajara probó suerte en varios trabajos hasta que se mudó al Distrito Federal. Aquí se unió al grupo Los Tres Ases con quienes cantó durante siete años, del 1953 al 1960, hasta que «me independizaron o me corrieron o me salí». Entonces comenzó a cantar como solista en el Blanquita, un teatro muy popular en el centro de la capital mexicana, cuando alguien faltaba. Se burlaban de mí Los Ases porque ya teníamos un prestigio… (pero) yo lo que quería era abrirme paso», relató. No era una época fácil. Ya comenzaba a abrirse paso con fuerza el rock and roll y muchos artistas se unieron a esa corriente, que hacía estallar en gritos y bailes a las jovencitas.