Los grandes cargamentos de cocaína decomisados últimamente sugieren que el narcotráfico no solo cuenta con buenas rutas para introducir la sustancia, sino con protección muy eficaz en territorio dominicano. Los 250 kilos procedentes de República Dominicana confiscados en Barcelona y otros cargamentos decomisados en Puerto Rico evidencian que no toda la droga que llega al país es detectada por las autoridades.
Sin embargo, con los grandes decomisos se supone que el tráfico ha debido siquiera replegarse antes que persistir en su determinación de utilizar el territorio como puente para enviar la mercancía a Estados Unidos y Europa.
La confiscación de otro cargamento de 306 paquetes de cocaína en medio de un tiroteo en el puerto multimodal Caucedo es más que otra señal de alerta sobre la introducción de drogas al país. La sustancia fue ocupada en un camión que tres hombres que la recibieron y escaparon dejaron abandonado. Está visto que todo el esfuerzo que se haga resultará a medias hasta que no se disponga un blindaje efectivo de las costas dominicanas.
Ese blindaje, que compete a la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), el Ministerio de Defensa, la Armada y cualquier otra entidad, pasa por una investigación rigurosa de los agentes que tienen que ver con la vigilancia y supervisión con el tráfico de narcóticos. Llama mucho la atención que en menos de 72 horas se confisquen cargamentos como si nada pasara.

