En República Dominicana, solo jóvenes ligados al microtráfico son capaces de asesinar a un contrario que obstruya una venta, no haya “honrado” alguna deuda, u otro tipo de desavenencias.
Para bienestar del país, sus gobiernos de turno y la población, hasta el momento los capos solo se han limitado, públicamente, a denunciar y demandar que se les pague los dineros que han aportado en campañas electorales. No es necesario citar ejemplos.
Se da el caso de que en nuestro país, narcos a otra escala, aunque con otras intenciones, sobre todo, quieren ser políticos; no osan asesinar a uno de nuestros “líderes”. Y son muy localistas. Pero si se diera el caso, no sería un crimen político. Si proviene del narcotráfico sería asesinar a un político, que según nuestro criterio, no es igual.
En Nueva York, con relación al asesinato del candidato presidencial de Ecuador, Fernando Villavicencio, en el que se especula habría participado el narcotráfico; el presidente Luis Abinader descartó que ello ocurra en República Dominicana y dijo que tiene “adversarios políticos, pero no enemigos”.
La pregunta debió ser más directa con respecto al narcotráfico, y la consideración de que esa tragedia podría indicar que el país tiene “su barba en remojo”. Astutamente, en su simple respuesta, como dice el común de la gente, Abinader “se la buscó”.
Entendemos que, obviamente, la interrogante involucraba la presunta participación del narcotráfico, en la muerte de Villavicencio. Abinader respondió cómodamente y sin mayores perturbaciones, limitándose a hablar de sus contrarios en la política.