Editorial

Ni un minuto más

Ni un minuto más

Los contratos de compra de energía a empresas generadoras amparados en el fatídico Acuerdo de Madrid expiran en agosto de 2016, por lo que la Corporación de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) llama desde ya a una licitación internacional sobre nuevos términos de contratación que garanticen equidad.

Por casi 15 años, las distribuidoras de energía eléctrica, bajo control estatal, realizan literalmente “el negocio de capar perros”, pues compran el kilovatio de electricidad a un precio severamente alterado para venderlo a los consumidores a otro significativamente menor.

Entre otras muchas falencias, el Acuerdo de Madrid, que data del 2003, permite a las empresas generadoras beneficiarse de una fórmula estrambótica para calcular el precio de la energía que la convierte en una de las más caras del continente.

Aunque se ha iniciado la negociación para la firma de un Pacto Eléctrico, la CDEEE ha actuado de manera diligente y oportuna al convocar a una licitación internacional para la adquisición de energía eléctrica, que además envía claro mensaje de que no se reeditaría el Acuerdo de Madrid.

Mucho se habla de que el problema del sector eléctrico radica en la ineficiencia de las empresas distribuidoras, que por varios años fueron regentadas sin éxito por propios consorcios de generación, al punto que una de ellas fue readquirida por el Estado después de ser vendida por tres dólares a un banco de inversión de Francia.

La razón mayor de la crisis ha sido el costo del kilovatio de energía, cuyo precio promedio se mantiene por encima del precio promedio de la región, cuestión que se atribuye a que la mayoría de las plantas generan con combustibles fósiles.

Los nuevos contratos para la compra de energía por parte de las distribuidoras de electricidad se formalizarían a corto plazo con las generadoras que ya operan en el mercado y a largo plazo con las que se instalen, lo que alentaría nuevas inversiones en plantas que generen con carbón o gas natural.

Lo conveniente sería descartar en todo plano y terreno la posibilidad de extender aun sea por un minuto, el Acuerdo de Madrid que ha sido causal de casi todos los males del sector eléctrico, por lo que su terminación definitiva constituye un paso obligado hacia la solución de tan dilatada crisis.

El Nacional

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