El próximo mes de junio, concluirá el presente año escolar y volverán las denuncias sobre las fallas de cupos en los planteles para albergar a cientos de niños y adolescentes que, conforme a la Constitución, tienen derecho a recibir educación gratuita, una, prerrogativa que se viola y se repite cada año, sin que se escuchen los reclamos de los padres y se busquen soluciones al medular problema.
Dentro de poco tiempo, ya veremos a cientos de padres e hijos aglomerados en los pórticos de los centros de enseñanza, procurando una butaca para sus hijos, para que no haya espacios ociosos en su cerebro que generen iniciativas para ingresar a grupos proclives a la delincuencia en su mundo circundante.
Existe una verdad inocultable, el presidente Luis Abinader trabaja intensamente en la ejecución de proyectos gubernamentales, pero hay colaboradores que no hacen el mismo ejercicio, actitud que los sitúa como aristócratas que sólo le interesan tener privilegios, poder y riqueza, mientras el mandatario vive afanando, sin vacaciones, por hacer un buen gobierno en favor de los más necesitados.
Una loable aspiración que parece esfumarse, pues las falencias siguen tan evidentes y tangibles que radicalizan sectores, cuyas esperanzas quedan tristemente frustradas.
Al inicio del presente año escolar, llovieron las denuncias, todas comprobadas, de las faltas de aulas, forzando a las autoridades del ministerio de Educación, a alquilar locales para que cientos de estudiantes de los distintos niveles, hambrientos de clases para superarse y obtener un título universitario que le permita vivir en medio de desigualdad sociales.
El año pasado se reportó que un total de 76 edificios destinados para escuelas estaban muy avanzados en su fase de construcción, y no hemos visto una sola nota de inauguración o entrega de la habilitación total de los mismos para recibir a los estudiantes que necesitan el pan de la enseñanza, una situación inexplicable, dado que el ministerio de Educación tiene un presupuesto abundante, y muchos se preguntan de qué sirvió luchar por el 4 por ciento, si tenemos las mismas precariedades en el sistema educativo, lo que abre las puertas a que jóvenes sin educación, formen parte del ejército de los transgresores de la ley.