Editorial

No abusar de la suerte

No abusar de la suerte

Aunque el azar o la suerte son factores que con frecuencia resultan determinantes en el curso de acontecimientos sociales, políticos o económicos, no es aconsejable que Gobierno y sociedad asignen a esa categoría histórica un rol protagónico en la lucha por contener la covid-19.

Sin menoscabo de los ingentes esfuerzos que se realizan en la ejecución de un vasto programa sanitario para disminuir contagio e inocular a la población contra la pandemia, se admite que la buena suerte ha servido de valladar contra repentinas adversidades que presagiaban agravamiento de la crisis sanitaria.

El Gobierno informó que contrató con las farmacéuticas Pfizer y AstraZeneca Oxford unos 18 millones de vacunas contra la covid-19, pero este es el día y la hora que esas empresas estadounidense y anglo-suizo no han remitido al país ni una sola dosis.

La manos de Dios, se diría, ha intervenido para que el gobierno de la India accediera a donar y vender lotes de la fórmula AstraZeneca elaborada en esa nación, con lo que fue posible iniciar tímidamente el proceso de vacunación, a lo que siguió una donación de casi 800 mil dosis de la vacuna Sinovac, producida en China.

A pesar de que el gobierno dominicano advirtió a China que tendría vedado inversiones en áreas reservadas a capitales de Estados Unidos, Beijing no tomó en cuenta ese desaire y dispuso el despacho de otros dos millones de vacunas, a precio por debajo del valor de mercado.

La suerte ha sido el factor principal para que República Dominicana escale el cuarto lugar entre las naciones de Latinoamérica con mayor nivel de vacunación en proporción a su población, porque de la contratación inicial no ha llegado ni una dosis.

Es prudente advertir que lo mismo que las buenas nuevas, las adversidades acechan al doblar de la esquina a la espera de que gobernantes o gobernados incurran en errores, improvisación, inobservancia, como penosamente ocurrió durante el asueto de Semana Santa en que miles de personas se lanzaron hacia el desenfreno sanitario.

Ojalá que la buena suerte siga como fiel escudera del pueblo dominicano en la lucha por contener el coronavirus y relanzar la economía, pero se aconseja a no abusar del azar, menos aun cuando la adversidad pandémica azota muy gravemente a casi todas las naciones del continente.

El Nacional

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