No lo digo yo, lo dicen las encuestas, los organismos internacionales, expresidentes de otros países, empresarios, comerciantes, casi todas las encuestas, la mayoría de los ciudadanos: Luiís Abinader ganará las elecciones y se convertirá en el próximo presidente de la República. Está supuesto a juramentarse el próximo 16 de agosto después de triunfar en los comicios del 5 de julio.
En otro país ordenado, civilizado, donde las leyes se cumplen, donde las instituciones funcionan, donde los funcionarios se acogen a las disposiciones legales, eso fuera un axioma, algo que nadie discutiera ni pusiera en duda. Estaríamos en una transición adelantada.
El candidato presidencial del PRM le lleva más de 20 puntos a su contrincante más cercano, el candidato, no del PLD, sino del Palacio Nacional y un sector de ese partido, el señor Gonzalo Castillo. A menos de dos meses para las elecciones la voluntad popular está expresada en todos los estudios de mercado electoral.
Ahora bien, eso no significa que ya Abinader ganó, que se puede sentar a esperar los resultados, como prácticamente sucedió recientemente en Argentina. No, el PRM tiene que trabajar ahora más fuerte que ayer. Y así todos los días sin desmayar porque la experiencia de los últimos 16 años dice que el PLD cuando no gana arrebata, que hace trampas, utiliza los recursos del Estado, compra jueces, generales, fiscales, dirigentes opositores, votantes, periodistas de radio, televisión y periódicos.
En lo que queda de ese PLD no hay escrúpulos porque para ellos lo que importa es el resultado; la ética y la moral hace tiempo que el propio presidente Medina las lanzó al zafacón al comerse un tiburón podrido sin eructar.
No hay que temerle a las elecciones, a lo que hay que tenerle miedo es a las distintas maneras de fraude que tienen diseñados los dirigentes y militantes del PLD, a la politización de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, que en el sabotaje de las primarias jugaron un rol protagónico.
Si al ex presidente Leonel Fernández sus propios compañeros de partido, gente que él hizo “gente” entregándole ministerios como herencia para que se enriquecieran, como en efecto ocurrió, le hicieron un fraude gigantesco a la vista de todos para que no fuera candidato, ¿que no le harán a Luis Abinader y al PRM? Luis Abinader tiene ganadas las elecciones, pero el juego no termina hasta que se acaba.
Hasta que la JCE no cuente los votos y lo proclame vencedor de la contienda, no puede cantar victoria. Lo que hemos visto en medio de la covid-19 es solo una muestra de lo que es capaz Danilo Medina y su grupo. Han utilizado la enfermedad con fines politiqueros, le han entregado el Estado a Gonzalo Castillo de tal manera que a veces no sabemos quién es el presidente de la Republica, si Danilo o Gonzalo.
POR: Juan Taveras Hernández
juanth04@hotmail.com