Desde hace muchos años el Premio Nobel de la Paz es zarandeado por las presiones políticas. Se quiere un mundo en paz, pero los esfuerzos en ocasiones son mezquinos y responden a intereses de las grandes potencias.
Este año el galardón tenía a dos grandes aspirantes: el presidente norteamericano Donald Trump y la dirigente de la oposición venezolana María Corina Machado. Ninguno de los dos tiene los galardones de pacifistas para ser merecedores del premio.
Al ser escogida María Corina Machado demuestra las parcialidades en la laucha interna de Venezuela, y asesta un fuerte golpe a la subsistencia del gobierno de Nicolás Maduro. Sin dudas que se crece la oposición y el régimen chavista enfrenta serios problemas para la continuidad.
Ella no era la mejor intencionada de los aspirantes. Su lucha busca desestabilizar a un gobierno que, con sus altas y bajas, representa al pueblo de Venezuela. Cierto que es acusado de realizar elecciones con resultados fraudulentos.
Ahora continuarán las presiones, conjuntamente con los Estados Unidos, para sacar a los chavistas del poder, y llamar a unas elecciones que dicen serán libres y democráticas. Los seguidores del fenecido Hugo Chávez tienen un largo camino que transitar, en medio de una crisis planteada en lo nacional y lo internacional. Están al filo de la navaja.
Solo la destreza política, la concertación y el apoyo de la mayor parte de los venezolanos les permitirá conservar el gobierno. Difíçil hacer predicciones en medio de aguas embravecidas.
La oposición de Venezuela se crece ahora. No se trata solo de tener un alegado presidente en el exilio, sino que a la oposición se le reconoce con el premio internacional de mayor prestigio. Los chavistas están a un paso del precipicio.
En un análisis a fondo, la permanencia del gobierno de Maduro podría hacer aguas y solo la mano de un diestro capitán lo podría mantener a flote. No se olvide la presión mediática de los norteamericanos, que llegan a ofrecer una recompensa por la detención de Maduro.
De Donald Trump, que también aspiraba al Premio Nobel de la Paz, hay una resuelta postura en solucionar guerras y enfrentamientos en diferentes partes del mundo. Es positivo. Muy en especial las guerras de Irán e Israel, Gaza e Israel y la de Rusia y Ucrania.
Pero también había que sopesar la situación de los inmigrantes ilegales o en vía de legalización en los Estados Unidos. Miles han conocido la represión y las deportaciones abusivas. Paz para los que quieren la paz.
Manuel Hernández Villeta