Editorial

Nota de alivio

Nota de alivio

El ministro administrativo de la Presidencia, José Ramón Peralta, ha dado seguridades de que el Gobierno mantendrá su previsión de control del déficit fiscal, con el ajuste del gasto público a lo establecido en el Presupuesto General del Estado, un oportuno compromiso que a primera impresión promueve alivio.

Por tratarse de un año electoral, el 2016 viene acompañado de legítimas preocupaciones que alberga el sector productivo y la población en general, sobre el riesgo de que se erosione la estabilidad macroeconómica a causa de un posible desbordamiento en las cuentas públicas.

El ministro Peralta ha dicho que el Gobierno tiene como meta reducir aún más el déficit fiscal hasta lograr un superávit primario que evite que la deuda siga creciendo, como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), al señalar también que el crecimiento de la economía en 2015 superó el 6,7% del PIB.

Los indiscutibles logros en materia de estabilidad en principales indicadores económicos se irían por la borda si desde el ámbito público, atisbado por algún caldeado ambiente electoral, se promueve indisciplina fiscal y se violentan las previsiones de disciplina irrestricta en el gasto público.

Se reconoce que la administración del presidente Danilo Medina ha cumplido cabalmente con la meta de disminuir de manera sostenible el déficit fiscal, que se ha reducido desde más de un 5% del PIB a menos de 2%, aunque la meta mayor sería el equilibrio o el superávit.

Es por eso que la promesa que a nombre del Gobierno ha hecho el ministro Peralta, se asume como buena y válida, aun cuando debe ser asumida durante un periodo de gran efervescencia proselitista y cuando estaría de por medio la reelección presidencial.

Debe advertirse que el propio proyecto político que sustenta y alienta el litoral oficial no tendría posibilidades de éxito si a causa de un desbordante gasto público o indisciplina fiscal, se desestabiliza la economía o se derrumban indicadores básicos que sustentan el crecimiento económico.

La promesa del ministro Peralta, de que el Gobierno mantendría control del gasto público en 2016, se recibe como reconfortante nota de alivio, al tiempo que se formulan votos para que se cumpla cabalmente.

El Nacional

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