Editorial

Nota de pesimismo

Nota de pesimismo

El ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás, ofrece la mala nueva de que en estudios recientes realizados en la región, República Dominicana figura en los últimos lugares en calidad educativa, especialmente en lectura y matemática.

Durante una ceremonia de presentación en el Palacio Nacional del documento Diagnóstico Preliminar del Sistema Nacional de Innovación y Competitividad”, el funcionario aboga para que se propicie una “verdadera revolución en la educación primaria”.

La revolución en la educación básica por la que ayer abogó el ministro Montás, se creía que había arrancado el 16 de agosto de 2012, cuando el presidente Danilo Medina dispuso cumplir con la ley que asigna al sector educativo el 4% del Presupuesto Nacional.

No parece razonable que después que el Estado ha invertido en el sector educativo básico y preuniversitario más de 300 mil millones de pesos en tres ejercicios presupuestales, se infiera desde el propio gobierno que aún no se inicia la “revolución educativa”.

Tiene razón el ministro Montás al abogar para que en el sector educativo se propicie en el estudiante un deseo por la matemática y por la ciencia, como base para la promoción de un verdadero proceso de “investigación, innovación y desarrollo”, pero resulta incomprensible que ese proceso no haya comenzado con el 4%.

Aunque el funcionario cita “estudios recientes” realizados en la región que señalan que en el plano de la educación básica República Dominicana aparece en los últimos lugares, el sentido común indica que en algo se ha avanzado, como resultado de casi duplicar el presupuesto dirigido a la educación básica.

Por más inversión que se realice, en tres años el lúgubre panorama educativo reflejado en el estudio que cita el ministro de Planificación, Economía y Desarrollo, no cambiaría sustancialmente, pero es de justicia decir que Gobierno y comunidad educativa trabajan en la dirección correcta.

Contra la verdad nadie puede, pero siempre es aconsejable que al citar la enfermedad, se resalte también los medicamentos que se suministran desde hace más de tres años para que el paciente evolucione favorablemente. El vaso podría estar medio lleno y no medio vacío.

El Nacional

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