Como si se emulara el bíblico pasaje de la salida del pueblo de Dios desde Egipto, se acentúa hoy un impresionante éxodo de cristianos y paganos hacia zonas de playas, montañas y ríos para retornar el domingo cuando se festeja la resurrección de Jesús, sobre la cual el Papa Francisco advirtió que no es el final feliz de una película, sino el gesto de Dios cuando se acaban las esperanzas del hombre.
Sin dejar de reconocer el derecho ciudadano al ocio y a la diversión, preciso es exhortar a la población que dedique aunque sea un instante de esta Semana Mayor a la reflexión, única manera de abordar y comprender las causas de todo cuanto ocurre o deja de ocurrir alrededor de los individuos, la familia y la sociedad.
La solidaridad humana que se expresa en el noble gesto de miles de voluntarios que dejan a los suyos para trabajar en la prevención de accidentes durante estos días en que muchos incurren en desenfreno, debería también aflorar en las oraciones por Venezuela, Ucrania y tantos pueblos que sufren crisis políticas, económicas y sociales.
El presidente Danilo Medina, en la condición de primero entre sus iguales, ha pedido que la prudencia, moderación y el respeto por la vida de los demás acompañen a los que se van y a los que se quedan, y ha exhortado también a compartir en familia y evitar los excesos. El fervor religioso se expresa desde hoy con mayor vehemencia con las iglesias repletas de feligreses que han abrazado la expresión de “yo me quedo” para conmemorar en penitencia, oración y gozo, la pasión, muerte y resurrección del Dios de Abraham.
Aunque en lo humano y en lo divino prevalece el principio del libre albedrío, se reputa como prudente y oportuna la disposición del Ministerio de Interior y Policía, de prohibir la venta de alcohol en Viernes Santo, porque no sólo de la ingesta de alcohol vive el hombre y porque ningún negocio quebrará por no vender ron ni cerveza durante tan acendrada efeméride.
En atención a la expresión divina de que “Al César lo que es del César”, corresponde a los más de 18 mil policías y militares imponer el orden en calles, avenidas, autopistas, carreteras y en los lugares donde las masas procuran sano esparcimiento o reclaman espacio para la reflexión. El Nacional, que retorna a manos de sus lectores y anunciantes el próximo lunes, formula vehemente deseos de que la población disfrute, celebre o conmemore este periodo de asueto en completa paz en compañía de los suyos y que el amor de Dios se derrame por todos los confines.

