Opinión Articulistas

Octavio Mejía Ricart

Octavio Mejía Ricart

José Díaz

II
Continuo con su “Testamento sentimental”. “Dejo en especial mis ilusiones de soñador despierto y el testimonio de mis convicciones, a la juventud eterna, de hoy y de siempre, que fue y será juzgada ilusa, atolondrada o loca, por tratar de vivir según el patrón de perfección compuesto por sus ideales.

Mi corazón lo dejo al pueblo – a sus estratos más bajos-, a aquellos que sintieron el látigo del sol y la miseria y llevaron a cabo la cosecha para darme la oportunidad de estudiar. Para ellos querría haber vivido yo, porque yo creo que más fácil morir por la Patria que vivir para ella.

Aquí estoy, listo a partir por esa lucha. Mi hermano Marcio acaba de renunciar a su posición de asesor del presidente de Venezuela…, y por la que dejó Londres, con su esposa en cinta para unirse a la lucha. Esta misma actitud es la de mi hermana. Tirso, mi hermano más joven, está en la lista de los perseguidos.
No es mi ambición sobrevivirles.

Debo ser sincero y confesar que trataré de lograr que la expedición sea todo un éxito. Pienso aportar todo lo que pueda con ese fin, pero te mentiría si no te dijera que no creo que tengamos más de un 10% de posibilidades de éxito y menos aún las de salir con vida, según lucen las cosas ahora.
Me resulta difícil creer que somos un pueblo sin esperanza ni futuro…”

Nacido en Santo Domingo el 27 de septiembre de 1931, hijo mayor del segundo matrimonio de Gustavo Mejía Ricart con Ernestina Guzmán. Graduado de médico, con estudios realizados en Oxford, Inglaterra y en Alemania. Catedrático en la Universidad de La Habana. Estudió, paralelamente, Filosofía y Letras, practicante del Hospital Padre Billini sacaba tiempo para estudiar piano y practicar baloncesto y tenis. Dotado de un temperamento agradable.

Octavio fue asesinado por Ramfis Trujillo, por responder a sus insultos escupiéndolo en la cara. Necesito escribirle a Octavio en otra entrega de “algo más que salud”.