Opinión Articulistas

Oposición de mentiras

Oposición de mentiras

Juan Taveras Hernández

Hay razones para hacerle una fuerte oposición al gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que encabeza el presidente Luís Abinader? ¡Claro que las hay! ¡Siempre habrá razones y motivos para que una parte de la población y de los partidos políticos, con sus líderes a la cabeza se opongan al régimen vigente!.

Hay oposición en Estados Unidos, Rusia, Cuba, España, Alemania, China, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Colombia. No existe un país en el mundo donde no haya oposición, sobre todo en los países donde existe el régimen democrático, porque precisamente la pluralidad, el descenso, las contradicciones, la unidad y lucha de los contrarios, forma parte de la dialéctica de las relaciones humanas.

Pero, la oposición a un gobierno o sistema de gobierno determinado debe tener sentido lógico, tras la elaboración de un plan estratégico que le permita ir ganando terreno paso a paso hasta desplazar al partido gobernante; no puede ser una oposición falsa, basada en mentiras, especulaciones, blasfemias, insultos, y diatribas, por inconsistencia intelectual y cultural que solo dejan espacio para la desesperación y la mediocridad. Para derrotar al PRM hay que hacer una oposición inteligente.

Las redes sociales, ni las plataformas digitales, “tumban” gobierno, sobre todo cuando se utilizan para hacer daño, extorsionar, chantajear, injuriar y difamar, apadrinando la tesis, “miente, miente, que algo queda”. Cuando se utilizan mal, con mentiras y falsedades, para buscar dinero, para alimentar el morbo y la vulgaridad, llega un momento en que se agotan porque el pueblo, que no es tonto, se da cuenta y se aleja.

Una oposición de mentiras, como la que existe actualmente en la República Dominicana no puede tener futuro. Dicen que para hablar mentiras y comer pescado hay que tener mucho cuidado. Y que el “ciego y el cojo no llegan lejos”, sobre todo si escogen caminos equivocados como los que han tomado el Partido de la Liberación Dominicano y la Fuerza del Pueblo, que tienen muchos problemas internos sin resolver de cara al futuro inmediato.

El PLD es un partido desarticulado, con un líder con los pies de barro, que camina sobre el lodo salpicándolo todo a su alrededor, como Danilo Medina, inhabilitado por la Constitución para aspirar a ningún cargo electivo, que insiste en mantener el control de la organización que usa como bunker para protegerse para que la justicia no lo toque, como no lo hizo el Segundo Tribunal Colegiado del Distrito Nacional.

De algún modo, la fortaleza del gobierno de Luís Abinader está en la debilidad de la oposición, que prácticamente no existe, más que algunos amagues, atisbos, escaramuzas, pero nada serio.