Carta de los Lectores

Origen del reloj de arena

Origen del reloj de arena

Cartas

De quien inventó el reloj de arena no se sabe con certeza, pero remplazó al clepsidra (reloj de agua), ya que los egipcios observaron que el líquido se evaporaba ante el cambio de clima (año 1500 a.C.). La primera evidencia del reloj de arena está en el fresco Alegoría del buen gobierno, de Ambrogio Lorenzetti, que data del año 1328 d.C. El tiempo se calculaba desde el momento en el que la arena cae del bulbo superior al inferior, hasta que termina de hacerlo.

Los relojes de arena más comunes miden periodos útiles que van desde 5 a 10, o de 15 a 30 minutos. Los únicos ejemplares que pueden contar un día entero son los gigantes ldökerék, en Budapest, Hungría, y el Sundokei del Museo de Arena de Nima, en Japón.

El reloj de arena está formado por una pieza tridimensional de vidrio transparente en forma de 8 compuesta por dos recipientes redondos de las mismas dimensiones, en cuyo interior debe colocarse arena fina entre poco menos de la mitad de uno de los bulbos y hasta tres cuartos del mismo, comunicados entre sí por un orificio estrecho al centro.
Esta pieza de vidrio se complementa por un contenedor de metal o madera compuesto por dos bases cilíndricas en planos paralelos que se unen por normalmente tres pilares, lo que permite al reloj colocarse verticalmente de manera fija y ser útil.

El orificio estrecho al centro permite que la arena se deslice a un ritmo semilento constante: conforme el bulbo superior se va vaciando, el inferior se llena poco a poco, en lugar de que pase toda la arena de golpe, lo cual carecería de utilidad.

En el reloj de arena primitivo, el lapso de tiempo de llenado de arena constituía una unidad de temporal que iba de medio minuto a 4 horas, aunque los había que realizaban el transvase de 15 segundos a 12 horas.
El número de veces que estos transvases tenían lugar se anotaba cuidadosamente en un cuaderno. Cuando el reloj de arena iba a bordo de un barco, esas anotaciones se hacían en el libro de bitácora.

En el siglo XIV el reloj de arena era de uso común tanto en tierra como en el mar, aunque los marineros lo empleaban para calcular la ubicación aproximada de la embarcación y de ese modo determinar su velocidad en nudos: una corredera anudada de modo especial.

De hecho, hasta muy entrado el siglo XIX la marina británica utilizó el reloj de arena, que no desterró de sus usos navales hasta llegado el año 1839.

Las ampolletas, como se llamó a estos artilugios menudos y manejables, eran parte del instrumental utilizado también por astrónomos, astrólogos y otros profesionales medievales.
Era el reloj de la época, usado asimismo para los relevos de guardias en los cuarteles o la secuencia en los turnos de obreros.

Por: Aida Trujillo Ricart

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación