A once días de concluir la presente legislatura se torna difícil que el Congreso convierta en ley los proyectos de Código Penal y Código Laboral, porque resulta escaso el tiempo disponible para su aprobación en ambas cámaras y porque ambos estatutos aun generan controversias dentro y fuera de los hemiciclos.
El Código Penal, que cuenta con más de 70 nuevos tipos penales y decenas de modificaciones, generó un informe favorable de la comisión bicameral que tuvo a su cargo su estudio y revisión y su texto fue aprobado en primera lectura por el Senado, pero sin la inclusión de propuesta de las tres causales sobre el aborto.
En principio se creía que las previas discusiones en torno al Código de Trabajo habrían acumulado suficiente consenso entre centrales sindicales y gremios empresariales, pero desde el mismo día de su ingreso como proyecto al Congreso, el sector patronal reclamó revisar el tema sobre cesantía laboral.
No pocos diputados han adelantado que presentarían propuestas de modificaciones en torno al Código Penal, en tanto que diversas asociaciones feministas tildan de retroceso la exclusión de las tres causales, por lo que se presume que a esa pieza le aguarda una dilatada discusión en la cámara baja.
En torno al Código Laboral, y al fragor de intensas presiones para que no se apruebe sin modificar derechos consagrados en el texto vigente, crece también el número de congresistas que advierten que se requiere de más tiempo para discutir su contenido o para calmar resabios.
Aunque la literatura bíblica señala que el Altísimo creó el mundo en solo una semana, es poco improbable que en diez días el Congreso apruebe esos códigos sobre los cuales no se ha logrado cabal consenso ni tampoco consolidado suficiente caudal de voluntad política.
Sería muy difícil que el liderazgo congresual logre hilvanar una madeja de excusas que justifique otro fracaso en convertir en leyes los códigos Penal y Laboral, por lo que la única manera de evitar reeditar una profunda frustración ciudadana es trabajar día y noche en los días que quedan de legislatura.
Ojalá que el Poder Legislativo se libere de excesivas presiones sectoriales y sorprenda a la sociedad dominicana con la aprobación de esos estatutos indispensables para la seguridad, el buen clima obrero-patronal y la gobernanza, para lo cual se requiere que antes del 24 de este mes salga humo blanco por la chimenea del Congreso.