En estos tiempos convulsos, cuando la institución familiar es zarandeada y desdibujada por extrañas costumbres y fórmulas jurídicas, el Día de los Padres, que se conmemora hoy, debe convocar al festejo, al amor y al compromiso de defender y fortalecer la integridad del núcleo esencial de la sociedad.
El concepto tradicional de la familia se sustenta en el Génesis (1:27) “A imagen de Dios lo creó; varón y mujer los creó”… “Y los bendijo Dios, y les dijo: creced y multiplicaos”.
En el evangelio del apóstol Mateo, se señala que Jesús dijo: “El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne”. He ahí el origen divino y jurídico de la familia.
En sociedades grandes y pequeñas se instituyen hoy leyes y códigos que procuran transformar radicalmente el papel de la familia y en particular la unión legítima o natural del hombre y la mujer, en sus roles de multiplicador de la especie y de rectores de la institución que sirve de base a la sociedad y al Estado.
Duele decirlo, pero la familia tradicional cada día cede más espacio a fórmulas de laboratorio basadas en uniones uniparentales, alquiler de vientre, madres solteras, hombres en rol de sementales o maternidad por conveniencia.
Es por eso que la sociedad dominicana, muy apegada a sus valores tradicionales, celebrara con entusiasmo el Día del Padre, ocasión propicia para venerar y honrar a ese ser que cada día ayuda a sus hijos a crecer y consolidarse como gente de bien. ¡Que Dios bendiga al buen padre!
Pedro el Grande
República Dominicana celebra hoy también con inusitado júbilo la exaltación de Pedro Martínez al Salón de la Fama del Béisbol de Grandes Ligas, para convertirse junto a Juan Marichal, en los únicos nativos que han alcanzado tan alto galardón.
Martínez completó en Grandes Ligas una carrera excepcional que lo convierte en icono del béisbol a nivel mundial, para orgullo de sus compatriotas que lo consideran como una gran gloria nacional.