Quienes han incursionado con seriedad en el estudio de la historia, saben perfectamente que la fuerza de los hechos históricos, siempre se imponen a los deseos de sus actores. Es muy ilustrativo el de la reina Isabel I de Castilla, conocida como la Católica, quien, en su Provisión del 20 de diciembre de 1503, manifestaba sus deseos de ‘’ protección’’ a nuestros aborígenes, sin embargo, el ‘’descubrimiento de América» y el concepto de acumulación originaria de capital, fueron de tan alta categoría histórica, que hicieron rodar sus ilusiones.
Cuando el presidente Luis Abinader increpó a los funcionarios que se han lanzado fervorosamente en busca de la nominación presidencial, pensé que sus palabras, al igual que las de Isabel, podrían ser llevadas por el viento, pues la mediana y alta pequeña burguesía que gravitan en el PRM, buscando afanosamente ocupar la presidencia de la República, no dejarán de hacer campaña, por su misma naturaleza, seguirán tejiendo intrigas y haciendo campaña política en todo el territorio nacional. Jano, aquel dios romano de dos rostros, simboliza el cinismo de los actores políticos.
Solo hay que observar, que algunos de quienes no han dejado de hacer campaña, en franca violación a las disposiciones de la Junta Central Electoral y los estatutos del PRM, fueron los primeros en felicitar el regaño del presidente Abinader, aún y estando conscientes de que no van a cumplir con el mandato de su compañero presidente.
Pienso que nada se detendrá, a no ser que el presidente Abinader, dé una señal contundente y cancele a algunos de sus funcionarios que nunca han dejado de hacer campaña. ‘’ Soy un presidente tolerante y democrático, pero todo tiene un límite’’. Es una dura advertencia, pues es el presidente de la República el que reclama el cese de campaña interna a destiempo en su organización política.
El presidente está claro que esas aspiraciones extemporáneas, fomentan la división de ese partido y afecta el buen desempeño de su gobierno y eso sería fatal para cualquier candidato a la presidencia por el PRM.
Por: Ramón Rodríguez
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