El informe laudatorio del Fondo Monetario Internacional sobre el desempeño de la economía dominicana en 2015 no debería recibirse como regalo de Navidad, sino como útil llamado a afrontar vulnerabilidades, cuyo agravamiento o contagio echaría por la borda promisorias perspectivas de estabilidad y crecimiento.
No hay que ocultar satisfacción por lo señalado en ese informe de que “República Dominicana sigue estando entre las economías más dinámicas de la región”, sobre todo cuando el propio FMI proyecta que América Latina ingresará en recesión, con un crecimiento de apenas 0,02% del PIB.
Se aplaude que la economía haya crecido un 7% del PIB en 2014 y durante este año, pero se requiere que Gobierno y sector productivo acojan el consejo del FMI de “enfrentar vulnerabilidades que aún permanecen, construir amortiguadores contra riesgos y fortalecer las bases de un crecimiento futuro sustentable y más incluyente”.
No hay que dormirse en los laureles por el vaticinio de que para 2016 el impulso seguirá siendo robusto y el panorama macroeconómico favorable, porque hay que tomar en cuenta el preocupante señalamiento del FMI de que el déficit del sector público consolidado se proyecta en un 5% del PIB.
El dinamismo que experimenta la economía dominicana debería motivar a las autoridades y a los diversos actores nacionales afrontar de una vez y por todas el déficit cuasi fiscal del Banco Central y del sector eléctrico, dos factores de gran incidencia en los riesgos de vulnerabilidad económica.
Es el FMI el que aconseja aprovechar el ciclo favorable para acelerar el proceso de consolidación fiscal, lo que solo se podría lograr en base a un gran consenso que incluya pactos fiscales y eléctricos de gran alcance, para lograr revertir la espiral ascendente del endeudamiento público, cuya gestión debe ser más efectiva.
No debe olvidarse que la presión tributaria (ingresos en proporción al PIB) es la menor de América Latina con excepción de la de Guatemala, con apenas un 14%, para afrontar una necesidad de gasto e inversión equivalente al 18% del PIB, lo que hace imposible recoger en tiempo prudente extendidos niveles de desigualdad y exclusión.
Agrada saber que la economía dominicana es hoy la más dinámica de la región, con crecimiento cercano al 7% del PIB y un entorno externo favorable para el 2016, incluido la recuperación de la economía de Estados Unidos, el aumento del turismo, remesas e inversión extranjera. Pero es urgente y necesario blindarse contra vulnerabilidades y guardar pan para mayo.