El parque Enriquillo está a oscuras, con escombros, desperdicios sólidos, malolientes, sus asientos y la glorieta en mal estado afectando millares de personas que se desplazan por el lugar en distintas direcciones, algunos visitan centros comerciales en la avenida Duarte otros para abordar autobuses en las paradas de La Romana, San Cristóbal y Peravia.

Este lugar escenario de acontecimientos históricos de relevancia en los últimos 150 años está localizado en el centro del Distrito Nacional en el sector de Villa Francisca, entre las calles Caracas, José Martí y José de Jesús Ravelo, frente a la avenida Duarte, una de las zonas comerciales más antiguas de Santo Domingo y aproximadamente a dos kilómetros del Palacio Nacional.

El parque a oscuras no promueve la mejor imagen del Ministerio de Turismo y el ayuntamiento del Distrito quienes a pocos metros están transformando parte de las avenidas Duarte y la Paris.

Además porque crean un escenario para que atracadores puedan robarle a empleados de centros comerciales y estudiantes que deben cruzar por el lugar en horas de la noche para abordar autobuses cuando retornan a sus hogares.

Aprovecho este especio que me brinda el periódico para transmitir este mensaje a las autoridades y recordarle a que el parque Enriquillo necesita atención en solidaridad con todas las personas que están obligadas a transitar por el lugar quienes tienen los mismos derechos, según la Constitución de la República de aquellos que caminar o visitar los miradores de la ciudad bien alumbrado con luces led.

Movilizarse con seguridad y llegar a sus lugares de destino en paz, es una normativa constitucional que no está llegando a las personas que se desplazan por el parque Enriquillo.

Por: Tomás Rodríguez