Presos del penal de la victoria cargan colchenes donados por Cristina Lizardo en el acto de graduación de 284 reclusos/24-9-07/foto José de León
Las disparidades y el efecto del coronavirus en las cárceles plantean sus conjeturas. En tanto el Gobierno da cuenta de una aparente normalización, a tal punto que ha atribuido a los reclusos la elaboración de más de 40 mil mascarillas, la Pastoral Penitenciaria clama colaboración de todos los sectores para desinfectar los recintos.
La entidad pide cloro, jabón de cuaba, papel de baño y todo lo que le puedan suministrar para ayudar a los presos en el marco de la actual crisis sanitaria. Desde recintos como La Victoria se han reportado varios muertos y alrededor de 250 infectados. La Pastoral considera urgente la higienización de las cárceles tanto para combatir como para prevenir nuevos casos de la enfermedad.
Pero el Gobierno ha proyectado la impresión de que el impacto de la enfermedad en los recintos ha sido controlado. Además de la Pastoral Penitenciaria otros sectores han solicitado la liberación de reclusos que reúnan las condiciones y la intervención y descongestión de los recintos para contener la propagación del coronavirus.
La incidencia del virus se tornó tan perturbador que en La Victoria se registró un motín, que las autoridades atribuyeron a la supuesta resistencia para el traslado de reclusos. La solicitud de la Pastoral Penitenciaria ofrece una señal inquietante.
Pero una acción tan humana, por demás, debe contar con la solidaridad de todos los sectores, al margen de las medidas adoptadas por las autoridades en los recintos penitenciarios.
