Pautada del 6 al 10 de junio en Los Ángeles, la Cumbre de las Américas ha ocasionado un aparatoso vendaval que ha estremecido a toda la clase política continental. La cita en donde se verán las caras los mandatarios de América es de vital importancia para la Casa Blanca, que ante las diferentes posiciones expresadas, ha acudido al convencimiento de los diferentes gobiernos para que no falten a la cita californiana.

De inicio ya el presidente brasileño Jair Bolsonaro dijo que no asistirá al cónclave debido a que está concentrado en las elecciones de su país, pero luego se decidió por ir. Tampoco asistirán ni Luis Arce, dignatario boliviano, ni el guatemalteco Alejandro Giammattei.

Mientras que el mexicano Andrés Manuel López Obrador y el argentino Alberto Fernández pusieron como condición que no haya exclusión, refiriéndose a Cuba, Nicaragua y Venezuela.
En un principio el Caricom objetó asistir a la reunión. Actualmente luce dividido. El equipo estadounidense se emplea a fondo para lograr que la cumbre sea un éxito.

Pero la pregunta aquí es: ¿Y dónde está la República Dominicana; cuál es su posición al respecto? Tanto el presidente Luis Abinader como el ministro Roberto Álvarez, que llegaron a plantear posiciones internacionales en tiempo record, mucho antes que las grandes naciones, ahora mantienen un patético y cenutrio silencio.

En esta oportunidad el canciller Roberto Álvarez que tiene la “virtud” de alinearse, como se alinean los planetas, se ha comportado como el planeta Mercu