Borges y Sábato le dedicaron elogios muy merecidos. Espléndido, el autor de El túnel, lo recuerda: “Se me cierra la garganta al evocarlo, esa mañana en que vi entrar a ese hombre silencioso, aristócrata en cada uno de sus gestos.
Aquel ser superior tratado con mezquindad y reticencia (…) Mi carrera literaria comienza a raíz de una publicación mía que comentaba el libro de Adolfo Bioy Casares, La Invención de Morel, cuando me llamó mi antiguo profesor del colegio, Don Pedro Henríquez Ureña, gran maestro, modelo de lo que debe ser un buen latinoamericano.
Fue nuestro maestro de lenguaje, él nos enseñó a usar la palabra justa a rehuir por igual del purismo académico que es anquilosante y la novedad estúpida, nos enseñó a hablar un lenguaje castellano, que sea a la vez expresivo y correcto. Nos enseñó el misterio y la maravilla de la lengua castellana y a leerla con matices propios”.
Expone su alto nivel intelectual en la Buenos Aires con el entorno social y cultural de aquél entonces, probablemente la ciudad más literaria del mundo, junto con París. Ambas capitales tienen encima, como segunda piel, una envoltura literaria de mitos, leyendas, fantasías, anécdotas, imágenes, que remiten a cuentos, poemas, novelas y autores extraordinarios.
Borges nunca ocultó su profunda admiración el laureado escritor dominicano. Lo reconocía como un gran erudito y crítico literario, y valoraba su contribución a la cultura y literatura hispanoamericana.
Figura influyente en el ámbito académico y literario. Su trabajo abarcó una amplia gama de temas, desde la crítica literaria hasta la historia de la cultura. Borges, conocido por su vasta erudición y su interés en la literatura universal, encontraba en Henríquez Ureña un espíritu afín, alguien que compartía su pasión por las letras y el conocimiento.
En sus escritos y conferencias, Borges mencionó a Henríquez Ureña en varias ocasiones, destacando su papel como maestro e influencia en el desarrollo del pensamiento crítico en América Latina. La relación entre ambos refleja un respeto mutuo y una conexión intelectual que enriqueció el panorama literario de su tiempo.