Regularmente digo «Dime qué ves y te diré quién eres». Este juicio aplicado al cine se puede convertir en: educación y cultura, simple entretenimiento, o alienación y embrutecimiento.

Actualmente hay películas para todo público, haciéndosele justicia al refrán que dice «Si no hubiera distintos gustos, no se venderían las telas», lo que hace al séptimo arte numen de profesión, millonario de ganancias y masivo por imperativa ley del mercado.

La cinematografía cautiva a cinéfilos y seriéfilos. En esta temporada fascina el film Fly me to a Moon, comedia que trata sobre el viaje a la luna del Apolo 11, y con la cual se pasa un buen momento; este vodevil lo protagonizan Scarlett Johansson, Channing Tatum y Woody Harrelson.

Me agradó sobremanera La Grandeza de la Vida, filme basado en los últimos meses de la existencia del escritor Franz Kafka y su romance con la militante comunista Dora Diamant. Seduce bastante la cinta Ordinary Angels, dirigida por Jon Gunn.

Sobre las series, The Boys está bien hecha, y desde el primer episodio se encandila al público. Sexo, droga y violencia, ahora agregándosele homosexualidad, son elementos que atraen a muchedumbres. Las escenas gore, eugenesia y ucronía, atrapan a la gente; Esta producción de Amazon cambia de director en cada uno de sus episodios, y son mujeres las autoras de los guiones. El documento fílmico es una vitriólica crítica a la sociedad estadounidense.

Asimismo, Becoming Karl Lagerfeld, basada en la vida de este diseñador de la moda prêt-à-porter, es buena. Un Caballero en Moscú me defraudó, pues la sociedad rusa de finales de siglo XIX y principio del XX era muy racista, y colocar un negro, se ve forzado.

Palm Royale protagonizada por Kristen Wiig es divertida; en ella Ricky Martin se consagra como actor.