(II)
Segundo trecho: 1916-1924 (8 años). A raíz del primigenio improperio intervencionista militar de Estados Unidos a la República Dominicana, ascendieron los anglicismos. Y, en la trenza de esa ignominia, estos remesaron como dominicanismos, apadrinadas por el deletreo idiomático.
Durante esos ocho años de subyugamiento foráneo, las protestas, la resistencia armada y renuncias pacíficas en el exterior tuvieron más incidencia e impacto que la jerga gringa. Se redujeron, en el trasnoche de esa coetaneidad, los galicismos (locuciones francesas) e incrementó el purismo, con el rechazo del léxico no aprobado por la Real Academia de la Lengua.
En la rodada de ese desafuero contra la soberanía nacional y tropelía a los ciudadanos, así como en el anclaje de la difícil pronunciación del inglés, los nativos dominicanizaron vocablos no entendibles, como chopa, pariguayo, brigandina, fullín y guagua.
Chopa: procede de la expresión inglesa “shopping girl”. Al mandar de compras a muchachas trabajadoras en la casa, los marines estadounidenses les llamaban «shopping girl», y el común entonces las identificaba como chopas. El sustantivo se expandió, y hoy a los que se ofrecen como intermediarios en encargos sexuales, a domésticas y a personas en actos peculiares emplean la terminología de chopas.
Pariguayo: “En una fiesta…”, citamos a Bruno Rosario Candelier, “…algunos guardias cuidaban a los fiesteros, y un curioso le pregunta a uno de ellos: Por qué no entras al salón a bailar como los otros soldados?, y le responde: I,m party watcher, es decir, soy vigilante de la fiesta, y de esa expresión (party watcher) el pueblo formó pariguayo” o tonto.
Brigandina: en 1918, la Bridges & Dine construyó 47 puentes de metal y pésima calidad, en tiempo récord, por lo que las obras con vicios comenzaron a ser señaladas como “hecho a la brigandina”.
Fullín (“¡full Jean!”).
Guagua: La palabra se originó de la empresa Washington & Walton Company, cuya abreviación (Wawa: guagua), que distribuía vehículos de transporte de pasajeros, tipo «Station Wagon».
Borojol: Cuando la ocupación norteamericana en 1965, se establecieron en un barrio de Santo Domingo muchos marines que provenían de una localidad de Brooklin, NY, llamada Borough Hall.
Tercera etapa: 1960-2000 (40 años):
A principios de 1960, las escuelas públicas empezaron a impartir el inglés, con una deficiente competencia lingüística de los maestros, que aprendieron por cuentas propias. Sin laboratorios, textos ni otros insumos, las clases se tornaron aburridas, lo que surtió un bajísimo rendimiento.
La penetración de anglicismos en la sociedad dominicana ha transcurrido en irritantes entreversos episódicos, que han empujado mutaciones, también zambullidos cándidamente en los deportes, las artes y el tejido productivo. Ese idioma lancha en el entronque de la norteamericanización, y en la botonadura que teclea en un inusitado ensanchamiento universal.