Opinión Articulistas

Pivote de Washington

Pivote de Washington

Rafael Méndez

La década de 1980 encontró a la República Dominicana en una encrucijada. Tras los «Doce Años» de Joaquín Balaguer (1966-1978), un periodo marcado por la represión política y la continuidad de la injerencia estadounidense, el país había iniciado un proceso de apertura democrática. A partir de 1978, con la llegada del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) al poder, se respiraban nuevas libertades: sin presos políticos, exiliados que regresaban y un ambiente ciudadano con mayor margen para la expresión.

Sin embargo, esta «primavera democrática» no significó el fin de la «Guerra Fría» para Washington, sino una adaptación de sus métodos de influencia. La lucha contra el comunismo, lejos de amainar, simplemente se trasladó a otros frentes, y uno de los más importantes sería el mediático.

Mientras la República Dominicana experimentaba su particular transición, la región centroamericana ardía. La Revolución Sandinista en Nicaragua (1979) había derrocado a la dictadura de Anastasio Somoza, inspirando a movimientos de izquierda en toda América Latina y el Caribe. El Salvador y Guatemala estaban inmersos en sangrientas guerras de guerrillas, y la invasión de Granada por Estados Unidos en 1983, para derrocar un gobierno de tendencia marxista, demostraba la férrea determinación de la administración Ronald Reagan de no permitir «otra Cuba».

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La región vivía una intensa «guerra de guerrillas» y contraguerrillas, y la ideología era un arma tan potente como las balas. La doctrina del Plan Cóndor, aunque centrada en el Cono Sur, reflejaba la visión continental de liquidar la izquierda armada y cualquier vestigio de subversión. En este escenario volátil, la República Dominicana democrática seguía siendo una pieza estratégica fundamental para Estados Unidos, un espacio geopolítico vital y una «cabeza de playa» para contener el supuesto avance del comunismo en Centroamérica y el Caribe.

Es en este preciso momento de ebullición social y estratégica que emerge la figura de Jaime Bayly, un reconocido periodista, escritor y presentador peruano que llegó a Santo Domingo en 1985, con apenas 20 años. Él mismo ha relatado que fue contactado por un productor cubano que lo trajo a Santo Domingo, ofreciéndole un sueldo «formidable», muy superior a lo que ganaba en Perú. Lo más revelador de su testimonio es la afirmación recurrente de que el programa de televisión que conduciría sería financiado por los Estados Unidos.

Aunque los detalles específicos del programa o el canal exacto a menudo han sido difusos en sus relatos públicos, Bayly ha descrito un espacio de «política internacional» que no solo tuvo éxito en Santo Domingo, sino que también era retransmitido en otros países de Centroamérica (Costa Rica, Guatemala, El Salvador), Colombia y Ecuador.

Rafael Méndez

rmendez@gmail.com

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