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Poesía en Mediterráneo

Poesía en Mediterráneo

Chiqui Vicioso

Cicitavecchia es una ciudad puerto a una hora y media de Roma, desde donde salen los grandes botes y barcos hacia el mundo, en particular el Meditrráneo. Lo que no entendía era que por primera vez el 42avo, Festival Mundial e poesía, donde soy la única poeta dominiana, se realizaba esta vez en un crucero, que por coincidencia se llama Divinidad, por las islas de Siracusa, en Italia; La Valeta, en Malta; Santorini, y Mykonos, en Grecia. Dos semanas de navegación donde combinaríamos lectura además de poesía y conferencias, con visitas a esos pradigmas del turismo universal.

El Divina o Diviniddad, era una ciudad flotante con 4,500 pasajeros y 1,200 empledos de todo el mundo, entre ellos un grupo de dominicanos y dominicanas. Me hizo gracia coincidir con un congreso de peluqueras de Nueva York que realizaba su convención en el barco, y con jóvenes veteranos de cruceros que ya habían trabajado en Punta Cana y otro lares.
El encuentro comenzaba en Siracusa, Sicilia, antigua ciudad, donde pululan los dioses griegos en plazas y fuentes, como la Arquímedes y la Diana o Artemisa. El recorrido incluye una visita a la Catedral, construida en pisos donde se alternan los siglos, es decir, un templo romano, luego las adiciones medievales, y otras que datan del siglo V antes de Cristo, con pisos donde se combinaba el mármol de distintos colores con unos diseños extraordinariamente bellos, y un techo de madera oscura labrado, que ignoramos como obra del tiempo.

En la Abadia de Santa Lucía, hay cuadros de Caravaggio, y la fuente de Aretusa abastece de agua dulce a toda la ciudad, y en ella habita una diosa que fue convertida en fuente por o celo de otra y hoy habita entre papiro y peces de distintos colores. Desde Aretusa partimos hacia la isla de Ortygia, que es el corazón histórico de la ciudad de Siracusa, y donde nunca había visto callecitas tan estrechas y bajas. Hoy son los barrios más pobres de la ciudad, los barrios sirios, Las placitas parecen de juguete y es hermoso encontrarse un teatro donde menos se esperaba, con grandes afiches de Medea.

En el encuentro había cicuenta poetas chinos y chinas; cuarenta israelíes; quince argentinos; varios ecuatorianos, colombianos, una nutrida delegación de México; poetas de Kosovo, mongoles, otra nutrida delegación de la India, Hungría, en fin, para darles una idea, en mi panel, es decir el que me tocó coordinar junto a Jeton Kelemdni, estaba Jaime Rosa, Ecuador, Ernesto Kahan, argentino; Sangeeta Gupta, India; Istvan Turci, Hungria; Juana Soria, México y cinco poetas chinos.

Aparte de la lectura el encuentro sucede en el almuerzo, donde cada quien habla de su búsqueda literaria, y la literatura de sus países. Así nos enteramos sobre las diferencias entre poetas mongoles y chinos, y la existencia de los poetas mongoles del desierto,los cuales llegan en camellos y se hospedan en carpas.