El ministro de Industria y Comercio aconseja a los consumidores a ser “más creativos” y procurar otras alternativas alimenticias como forma de hacer frente al alza en el precio de la carne de pollo, que el propio funcionario considera fundamental en la dieta de los dominicanos.
Aunque esa exhortación del licenciado José del Castillo Saviñón haya sido ofrecida de buena fe, no resulta válida cuando el incremento de precios es el resultado de una actividad especulativa que las autoridades están en obligación de afrontar.
Los productores avícolas culpan a los intermediarios por el alza desmesurada, pero estos a su vez responsabilizan a los granjeros, por lo que Industria y Comercio y Proconsumidor deberían establecer con claridad en cuál nivel de la cadena de producción y distribución se aloja la especulación.
No resulta prudente recomendar a los consumidores sustituir un alimento que por su naturaleza y precio se ha convertido en parte esencial de la alimentación de la población de menor ingreso, como tampoco sería sensato aconsejar la búsqueda de otras alternativas frente al arroz y las habichuelas.
El aumento desproporcionado en el precio del pollo se ha vuelto cíclico, aunque productores e intermediarios alegan diferentes justificaciones, como el incremento o escasez de dólares, ola de calor, apagones o carestía de la tarifa eléctrica y de otros insumos.
Esta vez la justificación por el alza de precios se centra en la especulación que los sectores envueltos en la producción y comercialización del alimento se atribuyen mutuamente, aunque el consumidor paga los platos rotos, mientras las autoridades aconsejan comer otra cosa.
Siempre es saludable que se permita que la ley de oferta y demanda opere libremente, con alzas y bajas en costos y precios, según la situación del mercado, pero es absolutamente inaceptable que productores o intermediarios ejerzan especulación y otras prácticas desleales de comercio para alterar la armonía entre flujo de mercancía y precios.
Más que aconsejar a los consumidores buscar otras alternativas alimentarias, el ministro de Industria y Comercio debería hacer uso de autoridad y prerrogativas para desalentar esa indeseable especulación que provoca irritante aumento en el precio del pollo.