Editorial

Por la libertad

Por la libertad

Al festejar hoy el 49 aniversario de su fundación, El Nacional expresa profundo respeto y agradecimiento a la sociedad dominicana con la que ha marchado por casi medio siglo en pedregosos caminos que conducen al anhelado estadio de justicia, inclusión e institucionalidad democrática.

Fundado el 11 de septiembre de 1966, abiertas todavía las heridas de una cruenta guerra civil y la humillante intervención militar de Estados Unidos, este periódico no conoce de vacilación ni temor cuando se trata de defender las libertades públicas o de levantar alambradas de firmeza contra toda forma de opresión.

Nunca debe olvidarse que El Nacional emergió entre las cenizas de un atentado terrorista contra las instalaciones de la revista Ahora, dinamitadas por gente de barbarie con el criminal propósito de acallar, sin entender esos matones ni sus mandantes que las bombas no destruyen la firmeza de los principios

Con el apoyo de José Luis Corripio Estrada (Pepín), El Nacional ha contribuido con humildad y determinación en la construcción, todavía inconclusa, de la sociedad que desean y merecen buenos y verdaderos dominicanos, y ha cumplido cabalmente con su rol de celoso guardián de los derechos ciudadanos y de peña de la diversidad y pluralidad de las ideas.

Durante un aciago período, con las cárceles repletas de presos políticos, miles de opositores en exilio forzado y asesinatos y desapariciones como noticias cotidianas, El Nacional se erigió como voz de los perseguidos y punta de lanza contra la represión política.

En la cruzada por la consecución de la democracia y de plenas libertades, la redacción de este diario ha aportado sangre valiosa y generosa, como la del periodista Orlando Martínez, asesinado por esbirros de la intolerancia, mientras otros sufrieron persecución, cárcel o agresiones físicas, sin que se conozca de miedo o dobleces.

Al fragor de tan singular celebración, se resaltan también las figuras de los fallecidos directores de El Nacional Freddy Gatón Arce y Mario Alvarez Dugan (Cuchito), así como las de periodistas, ejecutivos y empleados que igualmente han partido de esta vida.

Durante todo este tiempo satisface que El Nacional se erija como templo de la libertad de prensa, de la pluralidad y del respeto al código de ética profesional en la difusión de informaciones, reportajes, comentarios y editoriales, por lo que con justicia se dice que este periódico representa “La voz de todos”.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación