Editorial

PRD

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Diezmado por otra división, formalizada con el traslado de parte de su dirigencia y militancia a otra formación política, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) afronta hoy el reto de celebrar de buena manera las elecciones para renovar sus órganos directivos.

El PRD se acerca a la meta de concluir su trigésima convención ordinaria, con la prueba mayor de convocar a más de medio millón de afiliados a sufragar por los candidatos de su preferencia, aunque prevalece el temor de que ese acto cívico resulte empañado por algún incidente.

En contraste con la hemorragia de fraccionamiento que padece, la militancia perredeísta parece apostar por la prevalencia de la democracia interna, como lo demuestra el hecho de que 244 dirigentes procuran el voto de sus compañeros en los comicios de este día.

Un partido de tan acendrada tradición democrática, que ha desempeñado rol protagónico en los mayores eventos políticos y sociales durante el último medio siglo, no debería convertir una convocatoria a elegir y ser elegido en sepulcro partidario.

La membresía y dirigencia del PRD tienen el ineludible compromiso de trabajar arduamente para que las elecciones internas de hoy se realicen de manera libre, diáfana e incluyente, porque el paciente no podría recuperarse de otra embolia de división.

El reglamento

 

Venció ayer el plazo para presentar observaciones a la propuesta de Reglamento de Aplicación de la Ley 169-14, sobre naturalización y regulación migratoria, por lo que el Gobierno dispone de cuatro días para acoger o rechazar las modificaciones sugeridas.
Desde el momento de su promulgación, ese estatuto deberá aplicarse en un plazo de 60 días, que vence el 23 de este mes, por lo que la Consultoría Jurídica del Poder Ejecutivo deberá apurar el paso, para que entre en vigencia por vía de decreto presidencial en la fecha indicada.
A lo que se aspira es a que ese reglamento no colisione con la ley que debe aplicar, con la sentencia del Tribunal Constitucional referida al alcance de la nacionalidad, ni con la Constitución de la República. Crucen los dedos.

El Nacional

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