Página Dos Primera Fila

PRIMERA FILA

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Espinoso
La recomendación del Sínodo que se acaba de celebrar en el Vaticano para que la Iglesia acepte a homosexuales constituye otra interrogante en el proceso para transformar las arcaicas estructuras del cristianismo protagonizado por el papa Francisco.

No es lo mismo predicar una Iglesia para los pobres, rechazar todo tipo de aborto y la separación de religiosos acusados de pederastia que poner fin a la discriminación por la orientación sexual para formar parte de la Iglesia.

Al recomendar que se elimine la barrera el Sínodo recordó que Dios, lo mismo que la Iglesia, ama a todas las personas, aunque reconoce la diferencia y reciprocidad entre el hombre y la mujer.

La recomendación pone al Papa en una disyuntiva al advertir que no se debe definir la identidad de las personas a partir únicamente de su orientación sexual. Se trata, como puede notarse, de un gran desafío para la Iglesia y el Papa.

El Nacional

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