Apertura
El ministro de Educación, Antonio Peña Mirabal, ha observado una auspiciosa disposición de dialogar con la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) para encarrilar un sistema educativo plagado de todo tipo de obstáculos.
Pero en lugar de aprovecharse, esa saludable actitud ha sido desperdiciada por la desesperación, la intransigencia o simplemente por intereses particulares. No existe la mínima justificación para la suspensión de docencia para exigir mejoras, aunque las reivindicaciones sean perentorias.
El ministro de Educación ha hecho lo que ha podido dentro de sus posibilidades, pero los maestros han fallado con los bajos índices que arrastran los estudiantes dominicanos en lengua, matemáticas y ciencias en las evaluaciones internacionales.
Hasta que Peña Mirabal no cierre las puertas la ADP tiene que aprovechar la disposición al diálogo para buscar soluciones.

