Resguardo
El expresidente Evo Morales ponderó su integridad física al aceptar el asilo humanitario y por razones de seguridad que le ofreció México una vez se conoció su renuncia como gobernante de Bolivia.
En paradero desconocido desde que salió del poder, Morales había denunciado supuestos planes para detenerle en forma ilegal y hasta asesinarle, nada de lo cual se podía descartar en medio de la convulsión que vive la nación.
La protección diplomática no solo le garantiza seguridad, sino que lo aleja hasta de un posible proceso judicial de probarse su participación en el fraude a través del cual ganó las polémicas elecciones del 20 de octubre.
El exmandatario abordó un avión enviado por México para ponerse a buen resguardo de las pasiones sociales y políticas. Las autoridades bolivianas sabrán, en su momento, cómo proceder en caso de verificar la participación del exgobernante en el denunciado fraude electoral, pero la seguridad había que garantizársela.

