Pertenecen al pasado las circunstancias que rodearon hace 44 años el horrendo asesinato del periodista Orlando Martínez. Con todo lo perturbador y cobarde que fue, el crimen no intimidó ni apagó la libertad de prensa ni la libre expresión del pensamiento.
Sin embargo, desde aquel azaroso 17 de marzo de 1975 a la fecha, el suceso invita a reflexionar sobre el ejercicio periodístico, máxime en el marco de los nuevos tiempos para la industria.
Orlando ejerció el periodismo en tiempos en que se imponían los crímenes políticos, la intolerancia al libre juego de las ideas y las violaciones de los derechos humanos.
Hoy, en una sociedad más moderna y con una industria más diversificada, el ejercicio es con frecuencia colocado en el paredón por una opinión pública que demanda la valentía e integridad que caracterizaron a mártires de la prensa como Orlando.

