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Orlando Gomez

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En mi propuesta anterior sugerí el aumento del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) al tabaco, sus derivados y productos similares y al alcohol, así como introducir el impuesto para la venta de billetes de lotería. En esta ocasión en cambio, sugiero eliminar este impuesto para las telecomunicaciones, los seguros, los cheques y transferencias bancarias que actualmente están gravados.

En total estos tres impuestos representan cerca de un 3% del total de las recaudaciones a través de la Dirección General de Impuestos Internos, lo que es sensiblemente menor a lo que actualmente se recauda solamente del ISC al alcohol. Esta ínfima recaudación viene a un costo social y económico elevadísimo que supera cualquier posible beneficio derivado de ese gravamen.

El ISC, como cualquier impuesto al consumo, tenderá a ser regresivo. En particular el ISC a las telecomunicaciones representa una barrera para la conectividad que impacta de forma desproporcionada sobre las personas más pobres y las que viven en las zonas rurales.

El acceso a líneas fijas y conecciones de internet se ha convertido en una necesidad básica para que los humanos podamos participar en la economía del presente, esta necesidad solo se va a acentuar más en el tiempo y distorsiones al acceso, como el ISC, sólo servirían para acentuar esas desigualdades. Eliminar este impuesto ha sido una tarea pendiente de décadas y en la medida que ha pasado el tiempo se viene haciendo más urgente.

Por su lado, lo ocurrido el pasado noviembre desnuda la realidad sobre el mercado de seguros en la República Dominicana. Mientras por un lado el Estado cobra un selectivo de 16% a los seguros, el gobierno tuvo que ir en auxilio de los afectados por las lluvias de noviembre con un subsidio por falta de seguros con cobertura por inundaciones.
En un país especialmente susceptible a fenómenos de la naturaleza por su ubicación geográfica es mucho mejor para el Estado estimular la contratación de seguros por parte de la población, que recibir lo poco que recauda de gravar estas compras y mantener los niveles de cobertura bajos.

Luego está el caso del impuesto sobre transferencias bancarias y cheques, que castiga el uso de servicios bancarios en un país que desesperadamente busca elevar el nivel de bancarización de sus ciudadanos.

Facilitar las transacciones bancarias es importante para el Estado poder estimular mayor formalidad en la economía y beneficiarse de ello, lo que contradice la existencia de este impuesto que en su momento fue llamado “transitorio”.
Cualquier pérdida recaudatoria derivada de la eliminación de estos impuestos sería fácilmente recuperable de aplicarse el alza sugerida en mi artículo anterior en el ISC del tabaco, el alcohol y los billetes de lotería, y a su vez derivarían en beneficios indirectos importantes no solo para el Estado sino para la ciudadanía que es la más afectada por las distorsiones que crean estos impuestos regresivos e innecesarios.