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Hace un año, a raíz de las lluvias del 4 de noviembre, propuse impulsar la mejora del drenaje en nuestras ciudades empleando técnicas de drenaje sin zanjas y creando un arbitrio temporal administrado por fideicomisos públicos para asegurar su ejecución.
Un año y pocos días después, nuestro país vuelve a sufrir un evento de similar naturaleza, pero sensiblemente más catastrófico. Entiendo que este evento demuestra que la mejora del drenaje no va a ser suficiente para mitigar el impacto de estos eventos y que debemos pensar en soluciones multisectoriales para enfrentar el impacto de estos fenómenos que seguirán con el tiempo debido al cambio climático.
Luego de lo ocurrido el pasado fin de semana es evidente que necesitamos crear o mejorar nuestro protocolo de emergencias por catástrofes naturales. Para este tipo de catástrofes no podemos dar por comunicadas las informaciones oficiales por darlas a la prensa o hacerse eco de ello en redes sociales. El Estado debe poder comunicar las situaciones de emergencia a todos los teléfonos móviles en el territorio nacional, servicio que ya ofrecen Google y Apple para terremotos y pudiera ser gestionado con estos.
Más aún, la comunicación debe ser más clara respecto de la gravedad de la situación, donde se transmita de manera clara que, por ejemplo, una alerta roja significa tomar refugio donde se está (“shelter in place”) o ir a los refugios habilitados. La indicación de “shelter in place” debe incluir un listado de los refugios disponibles dentro de un rango de al menos 3 kms a la redonda de quien lo recibe.
Adicionalmente, el Estado debe poder estar en condiciones de atender emergencias aún en el curso de estos eventos extremos. Esto debe incluir no solo a la defensa civil, la policía, los bomberos, el ejército y los hospitales, sino también debe tener una red nacional de atención de emergencias que incluya al sector privado al que el Estado pueda pedir soporte con las maquinarias y equipos necesarios para atender cualquier escenario al menor tiempo, aún si por el uso de las mismas con posterioridad sean resarcidos. De esta forma el Estado podría tener la capacidad de reaccionar de forma casi instantánea a cualquier escenario.
A mediados de este año se anunció un acuerdo con Waze para optimizar el tránsito en nuestras avenidas, entiendo que es posible acercarse a Google (los dueños de ese servicio) para desarrollar e implementar funcionalidades adicionales que les permitan a los usuarios reportar desperfectos de la infraestructura, charcos, desbordes, entre otros eventos antes o durante de una emergencia y que estos puedan ser alertados a las autoridades para su atención inmediata y el despliegue de los equipos de emergencias no solo para atender cualquier situación que se haya presentado, sino también para tomar todas las medidas necesarias para prevenir que se produzcan.
Advierto, como lo hice en mi propuesta después del 4 de noviembre de 2022, que estas situaciones van a seguir ocurriendo y cada vez de formas más extremas. Quizás no haya deber más sagrado para un Estado que el de preservar las vidas y la seguridad de sus ciudadanos, por lo que esto debe ser tomado en serio.