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Orlando Gomez

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Ni bien el mundo estaba empezando a entender los riesgos de la plaga de noticias e informaciones falsas que han encontrado terreno fértil en las redes sociales para propagarse e influenciar la opinión pública, ahora se nos destapa el problema del uso de las inteligencias artificiales en la creación de contenido textual y audiovisual que puede ser usado para complementar el contenido falso.

Las formas de crear contenido malicioso están evolucionando mucho más rápido de lo que nos podemos adaptarnos para enfrentarlas, pero es perfectamente posible encontrar soluciones, algunas hasta un poco retro, para si no detenerlas cuanto menos desacelerarlas.

Las elecciones a celebrarse en mayo de este año probablemente serán las últimas en nuestro país donde el uso malicioso de inteligencias artificiales no será relevante. Es probable que para las elecciones del 2028 no tendremos igual suerte, y lo que hoy llamamos “campaña sucia” evolucione de lo que vemos hoy en día, con contenido negativo o sacado de contexto, y pase a ser contenido fabricado utilizando inteligencias artificiales que serán muy difícil de diferenciar de contenido real.

Por supuesto, el peligro del uso de inteligencias artificiales para crear contenido falso no se va a limitar a las elecciones, sino que tendrá un impacto social, económico y cultural muy difícil de predecir.

Por fortuna, se vienen desarrollando múltiples estrategias para detectar el uso de inteligencia artificial en el desarrollo de contenido que incluyen el uso de inteligencias artificiales que les detecten, el uso de blockchain en la creación de contenido y soluciones un poco más retro, como el uso de notarios. En esta última es donde deseo concentrarme por su relativa sencillez.

La notarización digital no es algo particularmente nuevo, y ha sido una respuesta natural en búsqueda de un nuevo rol para esta tradicional función. Lamentablemente este esfuerzo se ha enfocado en digitalizar las funciones de los notarios, esencialmente replicando lo que por siglos han hecho de manera manual ahora en un ambiente digital, sin agregar mucho valor adicional al rol.

Esto ha venido pasando por alto la capacidad que pueden tener los notarios de certificar procesos y eventos, que incluyen la forma en que los contenidos digitales han sido creados, certificando la forma y alcance del uso de inteligencias artificiales en la realización de ese contenido.

Considerando el problema que presenta el uso de inteligencias artificiales en la creación de contenido falso, me parece una oportunidad interesante considerar mecanismos de certificación frente al uso o no de inteligencias artificiales en la creación de contenidos utilizando la notarización digital como una de múltiples herramientas.

Este rol puede ser especializado y categorizado para agilizar el proceso y simplificar la intervención del notario en el proceso. Adicionalmente no se debe ver como un rol restrictivo, donde la notarización digital se exija en todo contenido sin discriminar, sino como una acción voluntaria donde los creadores de contenido accedan a auxiliarse de estas herramientas para preservar la credibilidad de su contenido y la de sus organizaciones.