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Orlando Gómez

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La numeración de calles y casas en nuestro país es de esas cosas pintorescas que su uso en los relatos cómicos en los hogares y shows de comedia le hacen sentir casi como un elemento esencial de nuestra cultura y la experiencia de vivir como dominicano. Pero esta debilidad viene con consecuencias importantes no solo para el día a día de los ciudadanos que no pueden hacer un uso efectivo de la dirección de sus hogares, sino para el mismo Estado que queda inhabilitado para ejecutar muchas iniciativas o mantener un control efectivo de sus servicios por el simple hecho de que la información sobre la dirección de las personas que pretende servir es, para ser francos, pura basura.

Para ilustrar la situación, veamos el caso de las cámaras en los semáforos. La idea es que los semáforos puedan captar los infractores de la luz roja y de manera automatizada puedan poner la multa. Aunque se pueda registrar una multa a la matrícula, la falta de notificación al domicilio del infractor hace esa sanción legalmente natimuerta por vicio de forma. Y sí, la mayoría de las personas no suelen perder su tiempo contestando esa sanción y simplemente pagan la multa, pero realmente esta no es la forma apropiada de operar de un Estado social y democrático de derecho.

Esto se extiende a las dificultades de las corporaciones de acueductos para cobrar el servicio del agua, las complicaciones para cobrar y controlar la facturación de los servicios de electricidad, y ni hablar de la completa utilidad y funcionalidad de algo tan esencial como el servicio del correo, lo que se ve replicado en absolutamente todos los servicios del sector privado. Estas dificultades y complicaciones se traducen en costos enormes para toda la economía del país que se acumulan en los miles de millones de pesos cada año.

Establecer un orden en la numeración de casas y hogares es una función propia de los ayuntamientos como parte intrínseca de su competencia sobre el ordenamiento y planificación urbano.

Con el fin de traer orden en la designación de calles y enumeración de las viviendas los ayuntamientos pueden hacer operativos por zonas y vecindarios que incorpore activamente la participación de las juntas de vecinos y los munícipes de forma directa.

A los fines de que el ejercicio perdure, los ayuntamientos deberían incorporar un registro electrónico y asignar una numeración digital de las viviendas de forma tal que estas no puedan ser alteradas medalaganariamente por desarrolladores, juntas de vecinos o personas individuales. La formalización de este registro electrónico sería esencial para la ejecución del mismo a los fines de facilitar los nuevos registros de viviendas en construcción en todo el municipio.

Mucho se habla de como la transformación digital y la digitalización de productos y servicios es el futuro de los servicios públicos y privados, pero esto no va a ser posible si algunas cosas esenciales no se tienen en orden.

El poder tener una dirección clara e inequívoca es de esas cosas esenciales para que muchas otras transformaciones sean posibles en la vida de los ciudadanos, reconozco que los chistes con este tema son muy buenos, pero esa realidad va a ser más cómica y agradable de contar cuando la enterramos en el pasado.