Hace exactamente un año, con el apoyo de los sectores más diversos del país, hicimos historia. Fueron liberados Pepe, Juanita y Lupita, los tres manatíes que permanecían en cautiverio en el Acuario Nacional desde el 2012. En aquel momento lo afirmamos y hoy está confirmado: su protección y recuperación para una exitosa reinserción fue siempre una etapa, no el final del viaje. Su hora de volver a casa por fin había llegado.
La madrugada del traslado, desde el Acuario a Bayahibe, fue angustiante, desde el primer momento en que fueron retirados del estanque mediante el uso de una grúa. Esto ocurrió exactamente a las 3:45 de la madrugada, cuando cada manatí, abordo de un camión y con el seguimiento de cinco técnicos por cada uno, comenzaron su periplo de regreso a casa. Aunque no eximido de tensiones, resultó ser un éxito total por la planificación previa para llevar a cabo la operación.
El proceso, liderado por el viceministro de Recursos Costeros y Marinos, José Ramón Reyes, tenía dos etapas: la primera, de traslado del Acuario a un ambiente natural pero controlado, donde los manatíes permanecieron cerca de seis meses en una zona con un cerco colocado en el mar, de unos 600 metros cuadrados de superficie y de tres metros de profundidad, para ser monitoreados las 24 horas del día.
Pepe, Juanita y Lupita, de la especie antillano, fueron rescatados entre 2012 y el 2018 en diversos puntos de nuestras costas, dos de ellos con heridas y el tercero con rasgos de deshidratación en la orilla del río Haina. Desde entonces, había comenzado un largo proceso de recuperación que asumimos con seriedad en cuanto llegamos al Ministerio de Medio Ambiente, sabiendo de antemano que nunca se había realizado una operación de este tipo en toda la historia.
Finalmente, y como segunda etapa, tras ocho años de cautiverio, el domingo 27 de junio de este año, la malla fue retirada y los manatíes fueron devueltos a la inmensidad del mar, su hogar de siempre. En aquel emotivo acto sostuve que los manatíes tienen una importancia vital, pues con el pastoreo que realizan en las praderas marinas, consumiendo grandes cantidades de yerbas y algas, favorecen al ciclo de nutrientes y aportan al equilibrio ecológico en los ecosistemas marinos. Ahí radica la trascendencia de la meta alcanzada, quedando en evidencia el compromiso del gobierno del presidente Luis Abinader con la conservación de la biodiversidad de la República Dominicana.
Según National Geographic, menos de 2.500 manatíes antillanos adultos están en la naturaleza, lo cual representa una seria amenaza para la supervivencia de la especie.
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