No pasa inadvertida la protesta de comunicadores y reporteros gráficos de Santiago y comunidades aledañas contra las agresiones de que han sido víctimas varios de ellos de parte de agentes de la Policía.

Los informadores realizaron una masiva marcha que tanto la Policía como las demás autoridades deben aquilatar para evitar que los excesos de algunos se conviertan en atentados a la libertad de expresión. Durante la protesta se citaron las brutalidades de que han sido víctimas estos días los reporteros Inocencio Encarnación, Roberto Reyes, Maricela de la Cruz y Amparo Infante.

Aunque se descarta que los atropellos formen parte de una línea o de la filosofía de la Policía, sino casos aislados, cometidos tal vez por exceso de celo, es necesario denunciarlos para que se corrijan.

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Además de investigarse y sancionar a los agentes que resulten culpables de las agresiones se tiene no solo que instruir a los policías sobre sus funciones, sino acelerar el proceso de depuración del cuerpo.

Aunque no sea el caso hay muchos agentes con la mentalidad del pasado, en que la Policía actuaba más como un cuerpo represivo que preventivo.

A propósito de la protesta de los comunicadores de Santiago hay que recordar que para garantizar la seguridad ciudadana y preservar el orden público no se tiene que recurrir a la fuerza ni a ningún tipo de atropello. La marcha representa un toque de atención que las autoridades en modo alguno pueden pasar por alto.