Pulsaciones

Protestas otra vez

Protestas otra vez

Aunque carecen de la dimensión alcanzada tras la suspensión de las elecciones municipales de febrero, los cacerolazos de los sábados en la noche contra el estado de emergencia y la ocupación de la Plaza de la Bandera mandan un mensaje de advertencia y disgusto que no se puede pasar por alto.

Las manifestaciones tienen muchas lecturas, entre las cuales se destaca la determinación de un sector de actuar y velar como conciencia del orden y la transparencia de las elecciones presidenciales y congresuales del 5 de julio.

Que las movilizaciones para reclamar que se extienda el horario de votación desde las 7:00 de la mañana hasta las 7:00 de la noche y que se privilegie para ejercer el sufragio a los mayores de 65 años, embarazadas y discapacitados puedan ser inducidas por alguna organización política y no espontáneas no les resta significado.

Lo que ha de ponderarse es la trascendencia de las acciones, sobre todo la ocupación de la Plaza de la Bandera. Es posible que las presiones no prosperen en toda su magnitud, pero los participantes, en su mayoría jóvenes, han dejado sentir su determinación. Antes que exacerbarse lo ideal es propiciar un ambiente de confianza y armonía, que genere tranquilidad y seguridad para el derecho al voto.

Las autoridades, la Junta Central Electoral, los partidos políticos ni ningún sector puede obviar las expresiones sociales contra el estado de emergencia ni en reclamo de las mayores garantías para unas elecciones ordenadas, seguras, concurridas y diáfanas.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación