El presidente de Barrick Gold, Manuel Rocha, ha revelado que si el precio del oro se mantiene sobre la barrera de dos mil dólares la onza por los próximos 25 años, por la explotación de la mina de Pueblo Viejo el Estado dominicano obtendría beneficios ascendentes a 15 mil millones de dólares durante ese periodo y de US$11,000 millones, si su cotización sigue en los niveles actuales, de mil 700 dólares.
Aunque el señor Rocha no precisó los beneficios que obtendría la Barrick durante la vida útil de la mina, un simple cálculo basado en el estimado de dos mil dólares la onza de oro, indicaría que sus ingresos brutos serian superiores a los 50 mil millones de dólares, lo que significa que para esa multinacional resulta también un buen negocio la mega inversión que ha hecho en Pueblo Viejo.
Se agradece que esa multinacional haya dispuesto de US$14 millones para la limpieza del material contaminado dejado por la anterior operadora, Rosario Dominicana, así como su propósito de invertir unos 450 millones de dólares para lidiar con el impacto ambiental, pero debe decirse que eso no ha sido una donación, sino un compromiso señalado en el contrato de explotación.
La inversión de casi cuatro mil millones de dólares realizada por la firma canadiense ha debido tener un gran impacto sobre la economía dominicana, máxime, si como señala su presidente, ese yacimiento de 25 millones de onzas de oro carecía de valor porque el Gobierno no dispone de recursos para explotarlo. Aun así, conviene señalar que ese metal precioso no se pudre ni se evapora, por lo que podría permanecer en el subsuelo por otro siglo.
Los contratos de explotación de Pueblo Viejo, primero con la empresa Placer Dome, en 2002, y luego con Barrick Gold, a partir de 2006, se realizaron cuando la onza de oro se cotizaba entre 400 y 700 dólares, pero ahora el valor supera los mil 700 dólares, lo que indica que los inversionistas recuperarían su capital en menos de cuatro años, en vez de 10 a 15 años como fue el cálculo en principio.
Barrick Gold o Minera Pueblo Viejo reclamó en 2008 del Gobierno una revisión de ese convenio basado en que a causa de la crisis económica que se desató en ese año se retiraron la mayoría de los bancos que habían ofertado financiamiento al proyecto, lo que obligaría a esa empresa a recurrir a capital de cartera. El Estado aceptó reducir su participación en las ganancias brutas a solo un 3.5%, y exoneró a la empresa del pago de impuestos sobre utilidades.
Es obvio que ese contrato requiere de una readecuación para lo cual el Gobierno debería invocar que el precio de la onza de oro casi triplicó su valor y porque Barrick recuperará su inversión en menos de cuatro años y porque además esa mina es un patrimonio no renovable del pueblo dominicano, cuyos beneficios por su extracción y comercialización deben beneficiar a presentes y futuras generaciones.
No es justo que en 25 años de vida útil, la explotación de la mina de oro de Pueblo Viejo, que además tiene yacimiento comprobados de 160 millones de onzas de plata, reporte beneficios brutos por más de 35 mil millones de dólares para la empresa concesionaria y menos de 15 mil para el Estado dueño de ese yacimiento. Eso es un poco demasiado.