Editorial

Que conste en acta

Que conste en acta

El presidente Danilo Medina ha prometido que al concluir su mandato, el 16 de agosto de 2016, estará resuelta la crisis del subsector eléctrico, que data de más de cincuenta años, para lo cual su gobierno invierte dos mil millones de dólares en la construcción de dos plantas generadoras a base de carbón mineral.

Aunque esa promesa presidencial pudo estar sustentada en exceso de optimismo, de que tal inversión bastará para afrontar tan complejo problema, la población recibe con aliento las seguridades ofrecidas por el mandatario que ha puesto fecha al fin de un dilatado calvario.
Sin pretender desalentar el alto nivel de entusiasmo que muestra el mandatario en torno al fin de los apagones en menos de tres años, es menester señalar que esas plantas que se construyen en Punta Catalina aportarán en total unos 700 megavatios insuficientes para suplir la demanda proyectada a 2016.

La bondad básica de esa iniciativa radica en que devuelve al Estado su capacidad de participar en el mercado de producción de energía eléctrica de menor costo, con lo cual puede incidir en la recomposición de la matriz de generación y, por tanto en la baja del precio del kilovatio-hora.

A favor de la promesa del Presidente obra el hecho de que el agobiante Acuerdo de Madrid, que sirve de cortina a un virtual oligopolio en la industria eléctrica, concluye en 2016, lo que permitiría renovar contratos con empresas generadoras en sintonía con el anhelo de un mercado competitivo.

Para poder suplir el déficit de generación eléctrica se requiere que Estado e iniciativa privada nacional o extranjeras concreten alianzas para la construcción de plantas a carbón o de energía renovable, como la oferta presentada por el subsecretario de comercio de Estados Unidos, para la instalación de mil megavatios a base de gas natural.

La palabra empeñada del Presidente obliga a Gobierno y sector productivo a colocar el tema eléctrico como objetivo principal en la agenda de prioridades nacionales, porque del fin de esa crisis se derivan las soluciones para otros males de naturaleza económica, social y política.

Esa promesa, de resolver la crisis eléctrica antes del 16 de agosto de 2016, debería asumirse como grito de guerra contra los principales obstáculos que impiden que la sociedad dominicana se acerque siquiera a las puertas del desarrollo. Se ha tomado debida nota del solemne compromiso asumido por el Presidente.

El Nacional

Es la voz de los que no tienen voz y representa los intereses de aquellos que aportan y trabajan por edificar una gran nación