Sobre diálogo más recelo.-

El recelo de México y Chile como testigos del diálogo entre el Gobierno y la oposición de Venezuela no representa novedad alguna.

Si aceptaron integrarse como observadores de las conversaciones fue fundamentalmente porque dudaban de la sinceridad del presidente Nicolás Maduro para cumplir los acuerdos a que se arriben en República Dominicana.

Pero la desconfianza ha cobrado mayor magnitud con las críticas al Gobierno de los cancilleres de los dos países y la enérgica respuesta de la presidenta de la Asamblea Constituyente, Delcy Rodríguez.

Si bien ha sido antidiplomático que los cancilleres se adelantaran a los acontecimientos, funcionarios de tanto peso en el Gobierno venezolano como Diosdado Cabello se han ocupado de minar el proceso y fomentar la desconfianza.

Cabello afirmó que el Gobierno, aunque se acuerde en el diálogo, no reestructurará el Consejo Electoral ni disolverá la Asamblea Constituyente.

La comunidad internacional está firmemente convencida de que Maduro solo persigue engatusar a la dividida oposición venezolana para afianzarse en el poder a través de los mismos recursos que le permitieron ganar las elecciones regionales y municipales.

Es el criterio externado por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, quien como garantía ha reclamado endurecer las sanciones contra el Gobierno. Sin embargo, las conversaciones, a pesar de las reservas, no dejan de ser la mejor vía para encontrar una salida a la crisis política y económica que azota a Venezuela.