Intransigencia

Fin del diálogo

Las previsiones se confirmaron con el desacuerdo entre el Gobierno y la oposición de Venezuela en el diálogo que mantuvieron en República Dominicana. Tal parece que vinieron a hablar solo para guardar las apariencias, pero sin la real intención de ceder siquiera un ápice en sus posiciones.

Al presidente Danilo Medina debe quedarle la satisfacción de mediar y hacer todos los esfuerzos necesarios para que las partes encontraran una salida negociada a la crisis de Venezuela.

Si la actitud del Gobierno entorpecía el diálogo, la intransigencia de la oposición no se quedaba atrás.

El oficialismo sabía que no obstante la división, las fuerzas opositoras coincidían en que cualquier acuerdo tenía que pasar por la reestructuración del Consejo Nacional Electoral, la liberación de los presos políticos y la restitución de las funciones de la Asamblea Nacional.

El Gobierno, por su parte, estaba plantado en la legitimidad de la Asamblea Constituyente, la competencia del Consejo Electoral para organizar los próximos comicios y la necesidad de que se revoquen las sanciones internacionales.

Los resultados de las diferentes rondas confirman que las partes solo vinieron a hablar, pero no a ponerse de acuerdo para bajar las tensiones y encontrar una salida a la crisis.

Fracasadas las conversaciones la incertidumbre ensombrece aún más un panorama que tampoco estaba claro. Sin embargo, cualquier esfuerzo para explorar una salida negociada a la crisis será siempre auspicioso.