De la ADP
Protesta inaudita
La suspensión de la docencia patrocinada por la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) en protesta contra las ternas para la designación de directores reconfirma el corrosivo nivel del clientelismo político instalado en la enseñanza. Se supone que, para evaluar sus conocimientos, los maestros deben ser los más interesados en someterse a exámenes, como ellos hacen con los estudiantes, para competir por puestos de dirección.
Pero a través de un gremio politizado, que ni siquiera se inmuta por los bajos índices del estudiante dominicano en las evaluaciones de entidades internacionales, prefiere paralizar la enseñanza en protesta contra el mejor método para demostrar sus habilidades.
El manifiesto trasfondo político de la protesta ha determinado que el Ministerio de Educación acepte sin condiciones la mediación de una comisión para buscar una salida a la crisis. Si bien dialogar no es ceder, el titular de la cartera, Andrés Navarro, debe reclamar la normalización de la docencia como paso previo para reunirse con la ADP.
Al menos los sectores más sensatos confían en que con los concursos no ocurrirá lo mismo que con el saneamiento de la nómina, que a pesar de la alarmante cantidad de personas que cobraban como maestros sin impartir docencia, tuvo que ser revocada por las presiones de la propia ADP.
Bien que se dialogue, pero debe tenerse en cuenta que ni siquiera para matizar los concursos había necesidad de afectar más la enseñanza a través de la suspensión de la docencia.

